Existen muchos tipos de sombras y puedes utilizar una de ellas o una combinación para darle a tu maquillaje un efecto moderno fantástico. Lee a continuación algunos consejos para usarla correctamente.
Antes de saber cómo aplicar la sombra, debes optar por un producto que te resulte cómodo de usar, de llevar y que se vea bien. Existen varios tipos de sombras y ellas son: sombra en crema, sombra en polvo y sombra en lápiz.
Las sombras en crema se aplican con los dedos y el procedimiento es muy sencillo. Sólo debes tener cuidado con la temperatura, pues el intenso calor hace que debas retocar el maquillaje cada tanto, y cuida también de no excederte con la cantidad, pues la crema suele acumularse en el pliegue del ojo y hacer que el maquillaje se vea descuidado.
Las sombras en polvo son las más comunes y necesitan de un pincel para difuminar. Con un poco de práctica, puedes hacer buenos efectos en degradé y mezclas de colores, lo que no te será posible con la sombra en lápiz, pues el resultado siempre será un color parejo y uniforme.
Al aplicar la sombra para ojos, ten en cuenta que los colores más claros harán que el ojo se vea más grande, y los colores oscuros achicarán el tamaño y le darán profundidad a la mirada.
Comienza el maquillaje con el corrector, seguido por la base, y luego aplica la sombra de ojos del tipo que hayas elegido. Si has optado por las clásicas sombras en polvo, cubre el párpado con el color más claro, aplica el color intermedio y para finalizar, pinta con el tono más oscuro hacia el exterior de la cara, difuminando bien las capas para que no se note donde finaliza un color y comienza el otro. Termina el maquillaje con rímel, delineador y rouge.
También puedes combinar los diferentes tipos de sombras, como por ejemplo, la sombra en crema y la sombra en polvo. Esto es recomendable para un maquillaje de noche, pues el resultado es un tanto recargado, pero muy bello.
Comienza aplicando la sombra en crema sobre todo el párpado y aplica luego las sombras en polvo, jugando con los colores. Puedes iluminar la parte interna con tonos muy claros o brillos perlados, y la parte externa con tonos oscuros y toques dorados, uno u otro y nunca ambos, para no abusar del color.