En los países orientales, las algas son muy utilizadas tanto en la alimentación como en los tratamientos de belleza. Sin embargo, en Occidente no aprovechamos al máximo la cantidad de beneficios que las algas nos ofrecen.
Por ejemplo, la alga espirulina se ha extendido a todo el mundo, y es muy utilizada por las personas vegetarianas ya que aporta una gran cantidad de proteínas de alto valor biológico. Además, ayudan a reducir el colesterol y las grasas, por lo que también se la utiliza en las dietas de adelgazamiento.
Incorpora las algas, frescas o secas, en tu alimentación, ya que los beneficios se verán por dentro y por fuera de tu cuerpo.
Pero las algas son productos de gran utilidad para la belleza ya que son consideradas rejuvenecedoras de la piel y las células. Las algas también fortalecen las uñas, la piel y el cabello, combaten la celulitis, elimina toxinas del organismo y nutre la piel.
Las algas son una verdadera nutrición para el cuerpo porque aportan aminoácidos, vitaminas, oligoelementos y minerales que previenen el envejecimiento.
Si quieres realizar una sencilla mascarilla con algas, puedes comprar hojas de algas y machacarlas con un mortero junto a un cuarto de taza de agua. Si no consigues las algas, puedes comprar las cápsulas a base de algas que venden en las farmacias naturales, y utilizar el polvo contenido en su interior para mezclarlo con agua, hasta formar una pasta. Luego, la colocas sobre la piel y la dejas actuar veinte minutos, y retiras con abundante cantidad de agua.
También puedes optar por realizarte un baño de inmersión a base de algas. Para eso, debes colocar en tu bañadera dos tazas de hojas de algas partidas, un puñado de sal gruesa y unas gotas de aceite esencial de lavanda. El efecto es relajante, antioxidante y antiage.