La caléndula es también llamada botón de oro; una planta perenne que crece en muchos países del mundo y es muy fácil de conseguir, debido a que florece todo el año y no la dañan las altas temperaturas.
Entre sus múltiples propiedades se encuentra la de ser un antiinflamatorio natural. Además, es antiespasmódica, antianémica, cicatrizante y muy útil para bajar la presión arterial y regular el sistema nervioso.
Para estos usos es conveniente ingerir la caléndula en forma de infusión al menos dos veces al día. Si dejas enfriar la preparación, el té de caléndula se convierte en una buena medicina natural contra la conjuntivitis.
Pero la caléndula también es excelente si la utilizamos en forma externa, a través de cremas, tónicos y ungüentos. Estos productos se utilizan para cicatrizar heridas y suavizar la piel.
Las cremas de caléndula son muy útiles para utilizar durante el embarazo y la lactancia, ya que en esos períodos los senos de las mujeres pueden inflamarse y agrietarse. Esta planta tiene el poder de desinflamar el área y cicatrizar las heridas, con el beneficio de que no produce ninguna alteración en la leche materna.
Antiguamente, la caléndula se utilizaba como analgésico local cuando alguien se torcía o esguinzaba un tobillo. Incluso, las mujeres la utilizaban para calmar los dolores menstruales.
Los bálsamos de caléndula también demostraron ser muy efectivos para tratar en forma natural las verrugas y la psoriasis.
También podemos beneficiarnos del aceite esencial de caléndula, que se extrae de la flor. Este aceite se mezcla con un óleo de base, como el aceite jojoba o de almendras, para lograr desinflamar los tejidos de la piel, mejorar la circulación y prevenir la aparición de estrías.