Los aceites esenciales son un verdadero regalo de la naturaleza para mejorar nuestra salud, belleza y estado de ánimo. Cada vez se está privilegiando más la utilización de estos productos en la industria cosmética, y podemos encontrar muchas variedades diferentes.
Los aceites esenciales son muy potentes y su aroma tiene la capacidad de llegar hasta el sistema nervioso central, provocando sensaciones positivas.
Su proceso de obtención es muy complejo y se utilizan las flores, hojas y tallos de diferentes plantas, las cuales se someten a un cuidadoso proceso de destilación.
Estos productos pueden penetrar en el cuerpo por dos vías diferentes: el olfato (a través de la inhalación) y por vía tópica, es decir, al tomar contacto con la piel. Sin embargo, debes tener en cuenta que jamás deben ser aplicados directamente sobre el cutis porque pueden provocar grandes alergias dérmicas. Además, siempre deben ser diluidos en agua o cualquier otro producto, como jabones líquidos, colonias o aceites base, como el de almendras o el de jojoba.
Los aceites esenciales provocan efectos positivos tanto a nivel físicos como emocional, por eso es que podemos utilizar los aromas con fines terapéuticos. Recuerda que no pueden ingerirse bajo ningún concepto y no deben ser utilizados en niños ni en mujeres embarazadas, porque pueden provocar manchas en la piel y efectos indeseados.
Ten en cuenta que existen muchas clases de aceites esenciales, pero lamentablemente, es bastante frecuente que los que se venden en algunas farmacias naturales no sean puros, sino de una calidad inferior; esto se debe a que los aceites puros tienen un costo muy elevado.
La mejor forma de beneficiarnos con las propiedades de los aceites esenciales es utilizándolos para masajes (siempre diluidos en un aceite base), en baños de inmersión o en hornillos para perfumar un ambiente.