Si te miras al espejo y no puedes ver los poros, no tienes zonas enrojecidas ni espinillas, ni notas que tu cara tiene un aspecto graso, ¡felicitaciones!. Tienes el tipo de piel más sencilla de cuidar y que no te dará ninguna complicación. Sin embargo, la piel normal también necesita de cuidados básicos, para que se mantenga linda, fresca y lozana.
El cuidado básico que debes darle a la piel es lavarte la cara cuando te levantas y otra vez antes de irte a dormir. Además, si usas maquillaje, debes removerlo completamente antes de acostarte y usar a continuación una loción hidratante. Para complementar la limpieza, haz una vez a la semana o cada 10 días una rutina de belleza de limpieza profunda, para remover las impurezas que se depositan en la piel.
Si vives en la ciudad, debes saber que el smog y los gases contaminantes afectan tu piel, y que la suciedad se va acumulando en los poros, por lo tanto, debes hacerte una limpieza profunda periódicamente.
Una buena opción es elegir una mascarilla exfoliante suave y natural, como la mascarilla de avena y leche, o la de algas marinas.
Para hacer esta mascarilla de belleza, simplemente pon en un recipiente 2 o 3 cucharadas de avena y ve agregándole leche de a poco, hasta formar una pasta no muy blanda. Tómala entre los dedos y espárcela sobre la cara con movimientos circulares, presionando con suavidad.
Deja actuar unos minutos y enjuaga con agua tibia.
Puedes utilizar varios tipos de algas para hacer esta mascarilla. Recoge las que se encuentran bajo el agua, déjalas que se sequen a la sombra, tamízalas y mézclalas con agua hasta hacer una pasta suave. Aplícala sobre el rostro, deja actuar 15 minutos y enjuaga.
Además de la limpieza básica y de la rutina semanal, debes prestar atención a lo que ingieres y llevar una dieta saludable para cuidar la piel normal. Toma mucha agua (más de dos litros diarios) y come muchas frutas y verduras crudas. Esto no sólo hará que tu piel se vea sana y bella, sino que también retrasará la aparición de las indeseables arrugas.