No todas las personas tenemos la misma piel, ya que algunas son más sensibles que otras y se irritan con mucha frecuencia, o sufren de reacciones alérgicas cuando utilizan determinados cosméticos, por eso estas pieles necesitan que le prestemos mucha atención y cuidados especiales.
Por lo general, las pieles más claras son las más delicadas y las que más sufren las irritaciones y los cambios de temperatura. Es común que en el invierno se pongan rojas cuando están en ambientes calefaccionados, por eso es necesario aumentar la hidratación ingiriendo agua y usando cremas. Además, podemos colocar un recipiente con agua en los ambientes calefaccionados para que circule una adecuada humedad.
Si tienes piel sensible, es importante que no te bañes con el agua excesivamente caliente y no asistas a saunas, ya que es una de las principales causas que hacen enrojecer el rostro.
Además, hay que cuidar la circulación, porque estas pieles tienen capilares más delgados que tienden a formar arañitas y afear el aspecto. También debes ser muy cuidadosa con la exfoliación si es que tienes piel delicada. Escoge geles exfoliantes muy suaves, que no sean abrasivas y úsalos sólo cada 15 días.
Las mujeres con piel sensible deben utilizar en forma diaria una crema con filtro solar, esto te protegerá de las inclemencias del tiempo. También debes evitar los lugares muy calefaccionados, o por el contrario, que utilicen aire acondicionado.
Claro que la alimentación es muy importante, porque muchas veces la piel se debilita cuando comemos mal. Si tienes piel delicada, debes aumentar el consumo de vitamina A y C, que ayudan a nutrir la epidermis y hacerla más fuerte. Además, debes evitar las comidas muy picantes y el alcohol, ya que son responsables de enrojecimientos en la piel.
Y por supuesto, recuerda mantener una adecuada higiene de la piel para que siempre luzcas bien y con un tono parejo.