El Kéfir, también conocido como Yoka, es una bebida fermentada refrescante, de sabor y consistencia muy similar al yogur. Esta bebida proviene de las montañas del Cáucaso, región que ha recibido la atención del mundo por la longevidad de las personas que allí viven, particularidad atribuida al consumo prolongado de esta bebida natural.
Este refresco se elabora de forma casera, a partir de los nódulos de Kéfir.
Para elaborar Kéfir debes primero conseguir una cantidad pequeña de nódulos de Kéfir. En base a ellos prepararás la bebida diariamente agregándole leche.
Es muy recomendable para agregarle al cereal en lugar de la leche envasada, prepararlo con ensaladas de frutas o tomarlo sólo, con azúcar o sin ella, pues su sabor es exquisito y muy refrescante.
Para hacer la bebida, agrega los nódulos a la leche y de esta forma las bacterias se irán reproduciendo, hasta que consigas grandes cantidades de Kéfir, para de allí seguir separando nódulos e iniciar nuevos cultivos.
Los nódulos son unos granos de un color blanco translúcido, de apariencia gelatinosa y los puedes agregar a la leche de vaca, de cabra u oveja para realizar el procedimiento de cultivo de Kéfir.
Necesitas 20 grs. de nódulos para 1 litro de leche, un envase de vidrio de tapa ancha y un colador.
Comienza enjuagando el envase con agua caliente, sin usar detergente. Llena el frasco con la leche, agrega los nódulos y tapa el envase.
Mantén en lugar oscuro y a aproximadamente 25 grados Celsius, durante uno o dos días, agitando el contenido de vez en cuando.
Cuela el contenido e introduce el Kéfir listo en la heladera. Los nódulos los vuelves a colocar en el frasco para hacer otro cultivo o los pones en la heladera con agua destilada para utilizar más adelante.
La bebida puedes conservarla durante 14 días y los nódulos en agua destilada 20 días, por eso es recomendable hacer diariamente un poco de Kéfir para el consumo diario y dejar que las bacterias se reproduzcan, consiguiendo más nódulos para iniciar varios cultivos y dar a parientes y amigos.
Además de contar con los ingredientes activos de la leche, estos organismos, compuestos por bacterias y levaduras, proporcionan a tu cuerpo nutrientes adicionales de vitamina B y evitan procesos perjudiciales de fermentación en los intestinos, mejorando tu flora intestinal y por ende, tu energía, el estado de tu piel, tu belleza y tu salud; de allí surge la merecida reputación de esta bebida como fuente de belleza y juventud.
Se recomienda beber ¼ litro diariamente y es recetado además para la Arteriosclerosis, trastornos gastrointestinales, fatiga, reumatismo, gota, inmunodeficiencia e infecciones múltiples.