El aceite de ricino es uno de los productos naturales que no deben faltar en tu botiquín, ya que nos aporta múltiples propiedades para la salud y la belleza.
El aceite de ricino se obtiene de una planta llamada ricinus communis, llamada popularmente Palma de Cristo o Higuera del Diablo. El aceite que se obtiene es de color amarillento y viscoso y puede ser ingerido en pequeñas dosis o aplicado sobre el cuerpo.
Debido a sus innumerables beneficios, el aceite de ricino fue utilizado por muchos pueblos de la antigüedad. Actualmente, podemos conseguirlo en herboristerías o farmacias naturales.
El aceite de ricino es utilizado tradicionalmente como un laxante natural, sin embargo, cada vez se le descubren más propiedades relacionadas a la belleza. Por ejemplo, el aceite de ricino es uno de los componentes esenciales de muchos cosméticos, ya que se lo utiliza para dar brillo. También se lo usa en algunos acondicionadores para cabellos, por su poder reparador de los efectos nocivos del sol sobre el pelo. Además, es muy apreciado para el tratamiento de la caspa, aunque si tienes cabello graso no es conveniente que utilices este aceite.
El aceite de ricino es muy beneficioso para la piel ya que elimina las impurezas y las células muertas. También es utilizado para el tratamiento de verrugas.
Si tienes piel seca, te verás muy beneficiada si mezclas un poco de aceite de ricino en tu crema hidratante habitual. Además, también es un producto esencial para fortalecer las uñas, por lo que puedes aplicártelo antes de colocar el esmalte.
Si un día te quedas sin fijador de cabello, no te preocupes, ya que el aceite de ricino es capaz de fijar cualquier peinado que te realices. Sólo colócalo en un recipiente con vaporizador y rocíalo sobre el cabello.