Desde épocas ancestrales, la música acompaña al ser humano. Su poder de evocar emociones, de distraerse y de generar sensaciones placenteras, hacen que la música sea una buena compañía para todo el mundo.
Se llama musicoterapia a la utilización del sonido, el ritmo, la armonía y la música en su sentido integral con un fin terapéutico. Esta técnica se utiliza en grupos y también individualmente, con el fin de relajar tensiones, generar comunicación, expresión y construcción de nuevos vínculos.
Debido a sus buenos efectos terapéuticos, la musicoterapia es considerada actualmente como una disciplina más del área de la salud y ya existen muchas universidades en el mundo donde enseñan esta disciplina.
En los niños, la música produce muchos efectos, puede utilizarse para inducir el sueño o para entretener y divertirse. En los adultos, la música puede ser una compañía y es una caricia para el alma y una forma de olvidarse de las preocupaciones de todos los días. Pero la musicoterapia propone llegar hasta el interior del ser, lograr una armonía integral entre cuerpo y espíritu, restaurar funciones cognitivas, lograr nuevas habilidades, y tener una mejor calidad de vida.
Muchas veces, la musicoterapia se combina con otras disciplinas como la danza, la pintura o el teatro para potenciar sus efectos, y en los casos de patologías es una parte más de un tratamiento psiquiátrico o de rehabilitación. El objetivo siempre es lograr la plenitud, conectarse con el placer y poder expresarse y comunicarse. En la musicoterapia no existen las buenas o malas técnicas de danza, importa sólo el potencial expresivo.
Respecto a la música que se utiliza en esta disciplina tenemos que decir que es muy variada y depende del gusto de la persona o de los efectos terapéuticos que se quieran conseguir. Lo importante es que entregues tu cuerpo y tu alma a la música.